5 errores que la educación tradicional está cometiendo
- Lic.Valérie Pizarro Especialista Tomatis
- 20 feb 2018
- 6 Min. de lectura
Nunca te has planteado qué porque no recordamos la mayor parte de los contenidos que en la escuela nos enseñan a lo largo de los años a pesar de que estos se repiten una y otra vez al cabo de los cursos escolares. O mejor aún, ¿por qué los niños y niñas al cabo de días e incluso horas, al finalizar el examen que les pedía esos conocimientos, ya no retienen la información?.
Si tenemos que darle respuesta a estas preguntas, deberíamos cuestionarnos que está ocurriendo en el sistema educativo que no puede proporcionar conocimientos y herramientas a estos niños y niñas que puedan usar más de un día sin que quede relegado totalmente al olvido.
Y como no es mi intención crear polémica, sino conciencia, es de recibo decir que hay muchos luchadores/a de la educación que por supuesto buscan la mejor alternativa para sus alumnos y alumnas, va para ellos y ellas mi reconocimiento más sincero. Para los demás que ni se plantean que puede estar ocurriendo, he de decirles, que el cambio hace tiempo que ya ha comenzado. Nosotros nos subimos al carro de la educación para la vida. Acompáñame.
Hoy quiero mostrarte 5 errores que la escuela tradicional está cometiendo con la educación de los niños y niñas y que limitan el desarrollo natural de estos y estas. Comenzamos el recuento…

Utilizar el libro como único objeto de conocimiento
Si ya estamos puestos a pensar, no nos costará nada recordar aquella cosa o cosas que aprendimos de verdad en el colegio, ¿algo relacionado con alguna excursión tal vez?, ¿un proyecto que hicimos en el que nos dejaban investigar? Pues seguramente que sea algo de esto. Lo que si estoy segura es que probablemente el conocimiento que se genera a través de experiencias que no solo incluyen el conocimiento cerrado y enlatado en un libro de texto es aquel que perdura en el tiempo y crea las herramientas necesarias para explorar y crecer el mundo que nos rodea.
La pedagogía Montessori, establece que la educación de los niños y niñas debe estar relacionada con el mundo en el cuál se desenvuelven, a través de la exploración, la investigación y la observación del entorno, con lo que aprender exclusivamente a través de libros de texto que traen ejercicios y soluciones propuestas, no deja mucho a la investigación y la exploración, ¿no creen?

Limitar el movimiento
En la escuela tradicional lo niños se sientan en sillas separadas, con mesas individuales, realizando el trabajo de escucha hacia el profesor de forma inmóvil y cualquier atisbo de movimiento es coaccionado por el adulto como un elemento de rebeldía. A esto se le añade que la posibilidad para trabajar cualquier cosa, se resume a estas sillas y mesas que aveces si hay suerte se colocan en grupo de 4 o 5, para realizar una tarea conjunta.
Y yo ahora te pregunto, ¿acaso los niños y niñas pueden quedarse quietos 5 horas que dura el colegio, sin que esto suponga un esfuerzo contra su naturaleza? Pueden responderme, pero estoy segura de que me dirán que es casi imposible. Esto trae consigo que los maestros y maestras se desesperen constantemente por el tumulto que se puede provocar cuando ya los niños y niñas no aguantan más sentados, provoca también que estos mismos niños y niñas se encuentren más a gusto en el recreo, no porque sea un ambiente más liviano, sino porque seguramente sea un lugar más rico para ellos en cuanto al aprendizaje que un libro aburrido y una silla y mesa sin posibilidad de socializar con el vecino, y provoca también que la asignatura casi estrella del colegio sea la educación física, ¡porque les permite moverse y aprender!, y más sin son clases de educación física a las que podíamos llamar diferentes, aquellas en la que de igual modo que en la educación montessori se tiene en cuenta el respeto por el niño, la innovación constante en pro de las necesidades de este y el aprendizaje motor como eje para el desarrollo humano completo.
Y es que esta cuestión del movimiento no es extraña, ni sin importancia. La neurociencia, la ciencia que estudia como aprende el cerebro humano, ha establecido la necesidad del movimiento como elemento precursor para el aprendizaje. Esto es un hecho que ya María Montessori determinaba, pues para ella las manos y su movimiento eran la entrada del conocimiento, y de ahí la importancia de la manipulación para la pedagogía con materiales y del perfeccionamiento del movimiento por parte de los niños y niñas para su desarrollo.
¿Me creen ahora cuando digo que es una aberración que los niños y niñas no puedan explorar con su cuerpo durante 5 horas seguidas? Demasiada paciencia a veces nos tienen los pequeños y pequeñas con tantas directrices sin sentido.

Enseñar y hacer que se aprenda sin emoción
De igual modo que os decía antes, probablemente recordamos de la educación de nuestra infancia aquello que aprendimos que estuvo relacionado con alguna emoción, con algún interés o aquella actividad de la que fuimos partícipes.
Esto no es ajeno tampoco a la educación actual. La pedagogía ya desde Vigostky, Piaget y demás pedagogos reconocidos, ya venía diciendo que conectar los nuevos aprendizajes con los intereses de los niños era de vital importancia para que estos generaran en la infancia esquemas de conocimiento sólidos.
María Montessori se centró aún más en este aspecto a la hora de desarrollar su pedagogía, estableciendo que es necesario que se preste atención no solo a las necesidades físicas de los niños y niñas para ayudarles en su crecimiento sino también en las necesidades emocionales que poseen para favorecer su madurez natural.
¿No es suficiente que reconocidos estudiosos en la materia nos muestren la necesidad de incidir también en la parte emocional de los niños para que se desarrollen con normalidad? Para mí si lo es, pues además solo basta comprobar como atendiendo y observando las necesidades emocionales de los niños y niñas desde la pedagogía montessori podemos hacer que su educación y por tanto su felicidad despegue mucho antes que un cohete espacial en la cuenta atrás. Bueno no tanto, hay que tener paciencia, pero se consigue.

Todo el tiempo se les dice que tienen que hacer
Abrid la página tal, ahora toca esto o lo otro, ahora tenéis que tomar el desayuno en el recreo, después hacer este trabajo, ahora en parejas, mañana en grupo, esta excursión o la otra, estos ejercicios y estos otro deberes…¿y luego queremos que sean autónomos? Imposible marcándoles todo el tiempo el ritmo de su vida.
La autonomía implica elegir qué hacer y cómo hacerlo, no decimos que hagan lo que quieran en cada momento, porque los límites son necesarios y las consecuencias aún más. De eso también hablaremos en otro momento. Lo que nos referimos es a que no podemos exigirles todo el tiempo que tienen que hacer sus cosas solos y ahora marcarles las actividades que tienen que hacer durante 5 horas al día en el colegio, más las otras tantas en casa. Es ilógico y un despropósito muy grande si queremos conseguir que los niños y niñas avancen en la autonomía necesaria para conseguir comprender, asimilar y desarrollarse por si solos.

Los deberes
Esto es un eterno debate para padres, madres, y educadores en general. Yo planteo una reflexión en este apartado: si en 5 horas que los niños y niñas pasan en la escuela, no ha dado tiempo de realizar las tareas necesarias para aprender que además necesitan estar en casa a veces otras dos o tres horas llevando a cabo deberes, no deberíamos preguntarnos que algo está fallando en la escuela?
Porque son muchas horas en las que los alumnos y alumnas pueden afianzar conceptos, explorar, divertirse, aprender en general, y si no da tiempo para todo ello, es que algo estamos haciendo mal en la educación tradicional.
Tan mal que los niños y niñas tienen que pasarse horas fuera del colegio intentado repetir y repetir ejercicios que ni ellos mismos entienden para qué. Sería mejor intentar explicarles el sentido de los conocimientos, el verdadero objetivo y la explicación real de las cosas, en lugar de pretender que repitan por defecto en sus horas libres, unos deberes.
Sí, he dicho bien, horas libres, para jugar, que ya el tiempo fuera del colegio se está convirtiendo también en una carrera de fondo para ver qué niño o niña hace más actividades.
Y ahora también me dirán los que están a favor de los deberes que hay una explicación pedagógica para ellos. Pues bien espero sus respuestas porque probablemente podré argumentales de forma lógica todo aquello que me expresen.
Mamás, papás, maestros, maestras, permítanme un consejo, pasemos tiempo preguntando y observando a los niños y niñas qué necesitan para aprender, en lugar de exigirles que repitan un proceso con los deberes sin sentido real para su educación.
Esto es un pequeño avance, aún tengo preparados otros puntos que me gustaría contarte a cerca de la educación tradicional que considero que podríamos cambiar o mejorar en busca de una educación diferente que sea fructífera para los niños y niñas.
Espero tu comentario, pues cualquier aportación seguro que nos sirve a ambos para crecer.
Fuente: www.binomiomontessori.es
Autor: Lourdes Brenes Pedregal
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