El TDAH desde la óptica de la semántica y el sentido común
- Lic.Valérie Pizarro Especialista Tomatis
- 8 jun 2018
- 4 Min. de lectura

Hace unos días leía una entrada de María José Mas llamada “Sobre el TDA-H: los médicos también nos equivocamos”. Fui a colgar un comentario pero se me hacía muy largo, así que pensé en contestar a través de mi blog. Y aquí va la contestación.
Ya he escrito sobre esto en varias ocasiones y se puede encontrar mi opinión en este blog. Creo que el TDAH es, como dice María José, una realidad clara pero que no llegará probablemente a un % ínfimo de diagnósticos realmente. El hecho de que muchos autores lo pongan en un 4, 7, 11 e incluso 18%, está basado, entre otras cosas, que aquí diagnostica todo dios y lo hacen, además, sólo y exclusivamente con los criterios del sacrosanto [y cutre] DSM y con escalitas tipo Conners y similares.
El número de falsos positivos es, sin duda, alarmante nada más con este dato. Mi opinión en este sentido es clara: lo más sensato es que el diagnóstico de TDA lo haga un neuropediatra y un neuropsicólogo [ojo: no digo "o" sino "y"]. El hecho de que pedagogos, psicopedagogos, maestros, también lo diagnostiquen [es un decir, claro], es fruto de cómo nos saltamos límites a la torera [a partir de ahora voy a operar a unos cuantos que yo sé manejar bien el bisturí].
Otro punto claro que tenemos en el TDA es la cantidad de diagnósticos que son “otra cosa” y no el propio TDA. Muchas veces leo el diagnóstico de TDA plus para nombrar al DAMP o a otros muchos. Creo que es un error. Incluso el TCL ha sido tomado como una variante más de TDA [¿cuántos fármacos se quieren vender?]. Pues muchos cuadros clínicos son diagnosticados como tal y claro, vienen años después diciendo “es que ahora tiene esto o lo otro…” [y yo pienso: ahora no, ¡siempre!].
No hay seriedad. Coincido con María José. Esto no es un diagnóstico que se pueda hacer a “ojo de buen cubero”. Pero hay un punto en el que no estoy de acuerdo con María José. El TDA es un trastorno, tomado esto como que tiene una historia natural, una evolución, un comienzo, una sintomatología, unos signos, etc., que le hacen diferentes a otros cuadros clínicos. En Medicina, en Psicología, en otras disciplinas, la diferenciación entre déficit, disfunción, trastorno, enfermedad, no está nada clara. Muchas veces escucho a médicos decir cosas como “la hipercolesterolemia es una enfermedad” y lo meten en el mismo saco que “el Alzheimer es una enfermedad”. La cuestión es que el TDA es siempre primario y NUNCA puede ser secundario. Un niño que presenta un Síndrome de Asperger puede tener déficit en el control del mantenimiento atencional, en la inhibición cognitiva, etc., pero NO tendría un Síndrome de Asperger y, además, un TDAH.

Estos síntomas-déficit estarían dentro del Síndrome de Asperger. No nos podemos confundir diciendo que son comórbidos. Comórbido es que un tumor cerebral y una Enfermedad de Alzheimer se den al mismo tiempo [por poner dos enfermedades de un mismo órgano], pero no vale meter en comórbido a Síndrome de Asperger y TDAH, a no ser que se piensen que NO TIENEN NADA QUE VER. Los niños salen a veces con el diagnóstico de Síndrome de Asperger, TDAH, Trastornos del Aprendizaje, Tno Oposicionista-Desafiante [¡pobrecitos!]. ¡No! Tiene un cuadro primario y, dentro, síntomas, signos.
Dicho lo anterior, esto no tiene que ver muchas veces con el abordaje. Pongamos un ejemplo. Ayer vi un niño que presentó un TCE hace algún tiempo y que, entre la sintomatología que tiene, presenta déficit atencionales importantes, principalmente por afectación inhibitoria. El neuropediatra lo trató con metilfenidato. Esto tiene toda la lógica: no se pauta para un TDA sino como tratamiento sintomático [al igual que el médico nos manda paracetamol para la fiebre en el contexto de la gripe, aunque la gripe no tenga tratamiento].
Y un último apunte que dice María José: “Los trastornos del aprendizaje escolar, y especialmente el TDA-H, generan dudas al paciente y también a su médico”. Algunas puntualizaciones. El “aprendizaje escolar” no se puede trastornar: es imposible. Otra cuestión es que el niño tenga una serie de dificultades o incluso algún trastorno que le provoque que tenga dificultades para el aprendizaje escolar. Pero no nos equivoquemos: no podemos tener “trastornos académicos”. Dislexia, disgrafia, discalculia, no pueden ser trastornos. Si eso es así tendré entonces Trastorno para adquirir la tabla periódica de los elementos o para la aritmética o para la química o para la física o… Esto no puede ser. Escribir, leer, calcular, son inventos humanos. Nunca se podrán trastornar. Las funciones cognitivas [memoria, lenguaje hablado, atención, etc.] no han sido inventadas por el hombre sino que han aparecido en el curso de la evolución. No creo que pueda compararse un “invento” con algo que biológicamente apareció. ¿Y si mañana alguien piensa, como me comentó un día Alfredo Ardila, en patologizar el uso de ordenadores, móviles, etc.? La discomputerización.
Por último: el TDA no es un trastorno del aprendizaje escolar [esto es obvio]. Es un trastorno del neurodesarrollo que afecta, principalmente, a la adquisición de funciones y funcionalidades principalmente neurocognitivas.
Y nada más. Estoy de acuerdo con María José en muchas cosas pero quería hacer claras puntualizaciones o, al menos, expresar mi opinión. Creo que tenemos la obligación todos los neuropsicólogos, neuropediatras, psicólogos infantiles, etc., de tener una terminología clara y no liar ni a padres, ni a niños, ni a otros profesionales que ven niños.
Por Pablo Duque
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