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Problemas de alimentación en el Autismo

Los problemas de alimentación en el autismo son habituales y se presentan sobretodo en la primera infancia. Es importante conocer las causas de dichas dificultades y poner en marcha un programa de alimentación específico e individualizado para cada niño/a.


Los problemas de alimentación en el autismo obedecen a diferentes causas pueden ser de origen médico, de origen conductual, de origen perceptivo sensorial y/o ambientales.


Para abordar los problemas de alimentación en el autismo proponemos ocho consejos a tener en cuenta. El objetivo es que estos pasos te ayuden a acercarte al origen del problema y por tanto, dar una solución concreta y específica para tu hijo/a.



Los problemas de alimentación en el Autismo: 8 consejos básicos


1. Realiza un estudio médico:


En muchas ocasiones los niños/as con autismo tienen niveles altos de metales pesados en su organismo como puede ser el mercurio o el arsénico. También pueden padecer infecciones de diversa tipología como la Candidiasis.


La Candidiasis es una infección que afecta al intestino delgado. La infección la causa el crecimiento excesivo de un hongo llamado cándida. En circunstancias normales, las cándidas mantienen el pH sano, absorben metales pesados, sirven de alimento a nuestra flora y ayudan a deshacernos de hidratos de carbono que han sido mal digeridos, entre otras cosas.


Otro ejemplo de problemas alimentación con origen médico son las Alergias e Intolerancias Alimenticias. Todos estos factores influyen en la salud y bienestar emocional del niño/a y tienen consecuencias observables en su conducta.


Es recomendable por tanto, realizar un estudio médico al niño/a que evalúe posibles problemas metabólicos.


2. Analiza su perfil sensorial:


Las dificultades en la percepción sensorial es uno de los aspectos más importantes a contemplar en los problemas de alimentación en niños/as con autismo. Muchos de ellos pueden presentar hiposensibilidad o hipersensibilidad gustativa y táctil. El sistema táctil es el responsable de hacernos sentir la temperatura y notar las diferentes texturas de los alimentos.


Observar las distintas respuestas del niño/a podrá indicarnos posibles problemas referidos al procesamiento sensorial gustativo y táctil y nos ayudará a responder ante dichas situaciones. No obstante es recomendable una evaluación por parte del terapeuta ocupacional especializado en integración sensorial que además de respuesta a dichas dificultades.


Por otro lado, deberemos tener en cuenta el planeamiento motor oral e identificar de qué manera el niño o niña maneja el alimento en la boca: masticación, pasar el alimento de un lado al otro, movimientos de la lengua, etc.

Fuente: La integración sensorial en los niños. Jean Ayres

3. Establece una rutina para las diferentes comidas:


A lo largo del día, los niños/as realizan diferentes comidas; desayuno, almuerzo, meriendas y cena. En el horario escolar tienen perfectamente organizados los tiempos de almuerzo y comida, pero ¿qué ocurre en casa?


Establece un lugar concreto de la casa donde pueda sentarse cómodamente y disponga de una mesa. Es importante que en ese espacio no estén al alcance juguetes ni objetos o estímulos motivadores ni estresantes. Debe ser un lugar neutro. En caso de que utilices el mismo espacio donde juega, retira todos los juguetes en el momento de las comidas. Es aconsejable que sea un lugar que permita el movimiento en caso de que desee levantarse y moverse.


No importa que hasta ahora haya comido cada día en un sitio o incluso tenga el hábito de corretear mientras los adultos van detrás dándole de comer. A partir de hoy establece un lugar concreto y NO cambies ni vuelvas a lo anterior.


Lo primero de todo es cambiar el hábito que ya tiene adquirido, si te mantienes firme esto se consigue en muy poco tiempo.


4. Utiliza Apoyos visuales y establece una rutina muy motivadora para después de comer:


Coloca un pictograma, palabra o imagen en la zona o espacio de la rutina de comer. En la mesa es un buen lugar o incluso en su silla, la cual puedes señalizar también poniendo su foto.


Elabora un pequeño panel 1-2 donde que le informe que va a comer y que le toca inmediatamente después.


Por ejemplo; 1. Comer / 2. Televisión

5. Haz una búsqueda objetiva de reforzadores:


Aprovecha la merienda para poner encima de la mesa y a su vista diferentes alimentos que podamos usar posteriormente como reforzadores, estos pueden ser chocolate, golosinas, canchita, galletas, papas fritas, etc. Deja que tu hijo/a pruebe y escoja libremente, sin marcarle un tiempo y sin obligar a que pruebe. Simplemente déjale explorar mientras observa detenidamente.


A continuación anota en el Registro de Alimentos Reforzadores qué alimentos prueba y cuáles son sus reacciones, así como el orden en que los escoge. Repite esto durante varios días y extrae una lista con los reforzadores por orden de prioridad.


Se trata de averiguar qué alimentos pueden ser un refuerzo cuando introduzcamos alimentos nuevos. Cualquier alimento que le guste mucho puede ser un reforzador, eso sí, mejor si es tipo snack, ya que será más fácil de utilizar.


6. Elabora un menú con todos los alimentos que le gustan:


Cuando comiences con la “nueva rutina de comer” es importante que al principio solo le ofrezcamos alimentos que le gustan o los reforzadores. Es recomendable utilizar platos elaborados. No importa que sus gustos sean restringidos. Si sabemos que le gustan los tallarines verdes, la tortilla y la manzana por ejemplo, iremos alternando dichos alimentos durante el tiempo necesario. Puede ser una semana, dos semanas o incluso tres semanas.


Anota lo que sabes que sí le gusta y elabora el menú de comida y/o cena de toda una semana. Es esencial que los primeros días no le ofrezcamos un alimento que no le gusta o que es nuevo.


El primer objetivo es conseguir que se siente en la mesa, que se acerque y coja el alimento. El segundo objetivo es que asocie la comida a un momento agradable. Y el tercer objetivo, que coma.


No debemos cogerlo a la fuerza para sentarlo, ni enfadarnos si no come. Recuérdale que es momento de comer si se levanta acercándolo a la mesa. Observa y anota en un registro diario cuál es su conducta. Por supuesto muestra alegría cuando esté comiendo correctamente.


Problemas de alimentación: Registro diario de alimentación

Si no come nada no le ofrezcas otra comida. Tal vez esté esperando a que ocurra lo que ocurre normalmente (me dan de comer, me muevo por toda la casa, van detrás de mí, etc.) y necesita más días para aceptar que ahora tiene que sentarse a comer. Puede mostrar enfado o rabietas. Sé paciente y aprovecha su enfado para trabajar emociones. Es importante no cambiarle el plato principal. Si se queda sin comer NO pasa nada, podemos intentarlo más tarde.


Una vez acepte que tiene que sentarse y acceda a comer (pueden pasar días) premialo con un refuerzo de la lista (que no sea de los primeros, ya que estos se utilizarán cuando se introduzcan nuevos alimentos), una vez terminado el plato principal.



7. Introduce nuevos alimentos nuevos:


Para introducir nuevos alimentos es necesario que el niño/a ya tenga la rutina de comer en la mesa adquirida. Si permanece sentado el tiempo de comer y lo hace de forma autónoma o con poca ayuda, (recordemos que a partir de los tres años puede empezar a comer solo), es el momento de introducir nuevos alimentos. Antes de introducir un nuevo alimento es importante que previamente haya jugado con él, lo haya explorado y en definitiva le resulte familiar.


Algunas claves para introducir nuevos alimentos

  • Acompáñalo en el plato con otro alimento que SÍ le guste.

  • Deja que lo toque, lo huela y lo explore aunque no lo introduzca en la boca.

  • Empieza ofreciendo poca cantidad del alimento nuevo en el plato (2 trocitos de tortilla, 1 cucharada de arroz…).

  • Analiza si aspectos como la temperatura, la textura, alimentos mezclados, colores, olores… pueden estar influyendo.

  • Si se come todo el alimento que ya le gusta y no prueba el alimento nuevo es el momento de utilizar los reforzadores que están en el primer lugar de la lista. Utiliza el panel 1 - 2.

  • Puede mostrar enfado y frustración porque para conseguir el refuerzo debe comer algo que no quiere. Es importante que dejes que llore y se enfade pero manteniéndote firme y tranquila. Solo le daremos el refuerzo si prueba el nuevo alimento. Aunque proteste o se levante de la mesa, volverá para conseguir el reforzador y finalmente acabará probándolo. La clave es mantenerse en calma y respetar sus tiempos.

  • Refuerza positivamente con frases alentadoras cada vez que coma una cucharada o trozo del nuevo alimento.

  • Con los días ve espaciando el refuerzo, por ejemplo 3 cucharadas y luego refuerzo hasta dejar el refuerzo al finalizar el plato.


Introduce de forma progresiva más cantidad del nuevo alimento en el plato a lo largo de los días y asegúrate de que lo coma correctamente antes de combinarlo con otro nuevo.


Es importante que sigas apuntando diariamente en el Registro de Observación todo lo que ocurre, si come con refuerzo, si come poco, si está tranquilo, etc.


Los Registros de Observación nos permiten sacar conclusiones a lo largo del tiempo de una forma objetiva además de recordarnos aspectos que podemos olvidar.


8. No olvides trabajar los hábitos alimenticios y la autonomía:


Los problemas de alimentación en el autismo no solo están relacionados con los alimentos sino con todo lo que rodea a la rutina de comer. Es importante que fomentemos la autonomía exigiendo que coman por sí mismos.


En el caso de necesitar ayuda, la mejor posición es colocarse detrás del niño/a o a un lado y moldearle sin hablar ni darle instrucciones.


Una vez que en el niño/a ha adquirido el hábito de comer sentado, iremos incluyendo objetivos referidos a la autonomía y hábitos alimenticios básicos en función de su edad, como pueden ser:

  • Poner y quitar su plato y cubiertos.

  • Utiliza un individual.

  • Limpiarse la boca solo.

  • Ponerse agua en el vaso.

  • Uso correcto de los cubiertos.

  • Lavar manos antes/después de comer.

  • Etc.



Para abordar los problemas de alimentación no olvides estas tres claves: sé constante, sé paciente, confía en tu hijo/a.

Fuente: Doble Equipo Valencia



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